PATRIMONIO Y HÁBITAT. EL SACROMONTE, UNA EXPERIENCIA PERCEPTIVA


Introducción

Con este artículo se trata de reflexionar e ilustrar el análisis de los espacios públicos en la arquitectura vernácula del Sacromonte (Granada, España), barrio en el que se está tramitando su declaración como Patrimonio de la Humanidad, y que realizaremos desde un punto de vista humano, como es la percepción. Se trata de un análisis sensitivo, que nos permite aproximarnos a su funcionamiento, sus costumbres, sus vivencias, a su modo de habitar, para posteriormente deducir conclusiones sobre los valores que podrían ser extrapolados a otros lugares generando espacios públicos mimetizados en el paisaje.

Se parte de la premisa de que nos encontramos en un lugar único, pero no por su situación, su morfología,... este carácter excepcional se ha ido forjando con el paso del tiempo, gracias a los acontecimientos y vivencias que allí se han producido, acompañado esto de un enclave singular y un entorno con mucha historia.

Analizaremos desde el punto de vista perceptivo que elementos han podido ser decisivos para este proceso y cuales de ellos pueden convertirse en ejemplo para otros territorios,

Este estudio viene favorecido por la inalterabilidad de la morfología del lugar, el cual no ha variado a lo largo de los años. Con unas tradiciones muy arraigadas en el entorno, esta comunidad mantiene su forma de morar como ya lo hacían sus antepasados, sufriendo la imagen del lugar mínimas transformaciones desde su origen.

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Imagen 1: Fotografías antiguas y actuales de vistas generales del Sacromonte

Una experiencia perceptiva

Nos encontramos ante un asentamiento troglodita en un emplazamiento encumbrado desde donde podemos observar el paisaje que nos rodea, pero que difícilmente puede ser visto desde sus alrededores, lo que permite “ver sin ser visto”.

Una visión que nos hace cuestionar un hábitat, que nos invita a adentrarnos y a vivir el lugar.

Caracterizado por sus cuevas, morada predominante, el barrio del Sacromonte, cuenta con una serie de caminos y recorridos que bordean el valle y que dan acceso a ellas. Estas veredas en ocasiones se ensanchan dando paso a unas “placetas”, espacios normalmente pequeños de forma irregular y soleados.

Lugares abiertos a la naturaleza que dispersan nuestra atención sobre el paisaje y que nos generan una dualidad de sentimientos, por un lado la libertad ante la grandeza del paisaje y por otro el cobijo que nos ofrecen las montañas.

Antes de comenzar a analizar el lugar, haremos un pequeño estudio de los moradores de este hábitat tan característico, de su personalidad, el contexto vital, su forma de entender la vida cotidiana, ya que, solo así podremos llegar a comprender, percibir y sentir el lugar.

Aunque existen varias teorías sobre el origen de este asentamiento, la que toma más fuerza, es que los gitanos, actuales habitantes de este barrio, llegaron a Granada acompañando al ejército cristiano de los Reyes Católicos, sirviendo a las tropas en la fabricación de los menesteres de fragua y metalistería, y que decidieron asentarse en este monte gracias a la existencia de cuevas y a la geología del terreno (conglomerado formación alhambra) que facilitaba la excavación de nuevas cuevas. Posteriormente, con la expulsión de los moriscos tras la Toma de Granada, muchos decidieron esconderse en estos parajes, compartiendo espacio dos razas muy diferentes pero que compartían elementos en común.

Por tanto se puede decir que las cuevas surgen para los marginados, extramuros de la ciudad, produciéndose un maridaje entre dos culturas, la de los gitanos y la de los musulmanes, cuyo fruto entre otras cosas fué el flamenco y la zambra, fiesta muy popular en el Sacromonte.

Estos asentamientos se pueden apreciar en la plataforma de Vico, grabado de la ciudad de Granada que realizó Ambrosio de Vico * en el siglo XVI, donde se muestra el barrio del Sacromonte y sus cuevas. En el siglo XVIII la llegada de los escritores románticos, nos ha dejado testimonios escritos donde se describen a los moradores habituales del barrio, los gitanos, quienes mayoritariamente por su forma de vivir, sus costumbres y oficios, han contribuido a dar fama internacional a estas cuevas con su singular forma de vida.

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Imagen 2: Vista aérea de la Alhambra y el Sacromonte

Tras esta breve introducción en el mundo de los habitantes de este barrio, nos adentramos en su hábitat realizando un análisis perceptivo del mismo. Para ello estudiaremos el caso del actual “Museo Cuevas del Sacromonte”, un conjunto de cuevas que se organizan en torno a una placeta y que gracias a su actividad actual, un museo etnográfico y medioambiental que a través de la conservación de la esencia del lugar quiere mostrar la cultura, la naturaleza y la historia de este singular entorno.

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Imagen 2: Maqueta vista general del Museo Cuevas del Sacromonte

Trataremos de realizar el estudio desde dos posiciones diferentes, la primera analizando la relación del lugar con el paisaje circundante, y la segunda valorando, por sí mismo, el hábitat y las sensaciones que provocan. Para ello seguiremos entre otros, al autor López Candeira, el cualde dfine defestudia las tres características, que según él, son las más influyentes para su percepción: las visuales, las ambientales y las de utilización (p.12)

Para el primer punto, relación del lugar con el paisaje circundante, hay que tener en cuenta que el análisis del entorno es fundamental para el entendimiento de la vida en el lugar, tal como indica Norberg-schulz?? “Desde que nacemos intentamos orientarnos en el entorno y establecer una cierta ordenación en el mismo. Una ordenación común se llama cultura.” Podríamos decir que gracias a este entorno autóctono ha germinado en Granada una cultura única en el mundo. La información, los símbolos integran un mundo ordenado donde el individuo interactúa y mediante una serie de acciones, toma posesión del lugar, del paisaje que habita.

Comenzamos estudiando las relaciones visuales para lo que incidimos en su fisonomía, entendiendo esta como la primera impresión que tenemos desde el exterior. Para ello se analizan varios aspectos como son su emplazamiento, su silueta, textura, borde,...

Su silueta estaría constituida por dos elementos, su línea envolvente que queda diluida en muchos casos, ya que no se distingue al disolverse con la propia materia prima, la tierra, y sus elementos sobresalientes, las lumbreras o chimeneas, que nos marcan un ritmo con el cual podemos intuir la anatomía del lugar. En otras ocasiones se puede apreciar una línea blanca por las fachadas encaladas.

La textura del paisaje es uniforme, las cuevas se diluyen entre la vegetación.

Como elemento característico, podemos apreciar como el borde es el propio paisaje, la morfología del terreno y este tipo de hábitat se hacen uno.

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Imagen 3: Distintos elementos que caracterizan este enclave

Para comprender los elementos más importantes de la relación visual entre el lugar y el paisaje, podemos definir una “zona de identidad”, la placeta, ya que al ser una explanada en un paisaje escarpado, adquiere una identidad distintiva dentro del conjunto. Dentro ya del conjunto apreciamos “zonas de identidad local” como pueden ser las diferentes cuevas que rodean la placeta, y que se muestran como focos de atención producidos por cambios perceptivos en el paisaje, a estos hay que añadirle otros “puntos focales” de menor intensidad, pero de gran importancia perceptiva, ya que marcan un ritmo en la organización de estas cuevas perceptible desde situaciones más alejadas, estos son las lumbreras o chimeneas junto con los huecos de entrada.

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Imagen 4: Zonas de identidad y puntos focales

Otro elemento muy característico de este lugar y que lo hace tan especial son sus espectaculares “Puntos de vista” desde donde podemos observar el paisaje circundante, sin dejar de resaltar la gran “Zona de Oportunidad Visual” que nos ofrecen las placetas, balcones naturales hacia la Alhambra, donde podemos distinguir claramente tres campos de visión espacial (figura 3). El inmediato, sobre el que dirigimos una mayor concentración y se nos muestra muy nítido, y en el que podemos observar la vegetación próxima, las macetas, los utensilios de las diversas labores realizadas por sus habitantes, los cambios de textura en los materiales trabajados por el hombre. El segundo campo, el intermedio, que nos muestra el paisaje del entorno, una vegetación más lejana, el valle de río y por último, el remoto que podemos ver hacia el horizonte, y que nos permite ver un fondo diluido de la ciudad y la vega, sobre el que destaca un escenario más cercano y prominente, la Alhambra.

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Figura 5. Vista desde el Sacromonte, indicando los distintos campos espaciales.

Habría que destacar el efecto de truncamiento que se produce, la grandeza del monumento aunque alejado, se percibe nítidamente y cercano, mientras que el vacio intermedio carente de rasgos característicos, pasa a un segundo plano de percepción.

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Imagen 6: Esquema en planta y fotos de maqueta indicando las zonas de oportunidades visuales y las placetas

Según la identificación de Gordon Cullen (pag. 98), podríamos identificar esta placeta como una plaza privada abierta, es decir, se localiza en un barrio tranquilo, alejados de la urbe, en un paisaje natural, a las que solo suelen acceder las familias que habitan las viviendas a las que dan paso, protegidas en su caso, por elementos ocasionales (pag. 56) como pueden ser la vegetación. Produciéndose de esta manera, y como muy bien explica este autor en la pag. 103, la idea de que una ciudad como un lugar de reunión, de contacto social, de encuentro entre personas, como se ha producido en muchos ejemplos a lo largo de la historia, satisfaciendo de esta manera la necesidad humana de reunirse con los demás.

Una vez posicionados en este entorno, y siguiendo con el segundo punto, la valoración de hábitat en si mismo, se puede apreciar la vida popular de las plazas públicas, retirada hace años en la ciudad, aquí perdura manteniendo su carácter social, son plazas a escala doméstica, concebidas para las familias que las habitan.

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Imagen 7: Esquema de caminos, placetas y agrupación de cuevas

El espacio abierto se convierte en recinto, nos da cobijo, nos sentimos arropados, y es esta peculiaridad la que lo convierte en hogar, en un lugar en el que el morador se siente identificado, y en el que el visitante deja de percibir lo general para comenzar a percibir el detalle. Se comienza a observar elementos fruto de la acción humana, cambios de texturas, objetos que en una primera ojeada parecían carecer de significado, ahora adquieren vida al ser examinadas más detenidamente.

Utensilios funcionales vulgares adquieren distinción en esta escena, su fuerza escultural así como sus vivencias resaltan sobre el conjunto, atrayendo la mirada del observador y convirtiéndose en elementos ornamentales sobre la tierra. Tierra que conforma una pared pero que conserva intrínseca su textura, enjalbegada de blanco, rechazando toda la luz que rebota sobre ella, resaltando sobre ella todas sus cualidades.

Ahora podemos observar unos agujeros negros e inmóviles, donde la radiante luz del sol se convierte en sombra, dando lugar a un sentimiento de lo desconocido, generándonos una llamada hacia el interior de la tierra, la morada primigenia, la cueva.

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Imagen 8: Fotografías donde se muestran las diferentes texturas

La sensación que se tiene al entrar en arquitecturas excavadas, es una sensación de encierro, a la vez que acogimiento en el interior de la tierra, pero que a la vez reafirma la sensación de libertad al salir de la misma y encontrarnos con el paisaje. Un encuentro de dos sensaciones muy anheladas por el hombre, la intimidad y la libertad.

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Imagen 9: Fotomontaje donde se aprecia la dualidad intimidad-libertad

En este tipo de hábitat se produce un continuo cambio de escala, de la grandeza del paisaje, a la angosta cueva, del conjunto de la vegetación a la chumbera, de la montaña a las lumbreras, de la continuidad de la tierra al juego de sombras,…

El paisaje es colonizado, la arquitectura se muestra intrínseca al lugar, produciéndose una madura relación con el entorno, integrándose totalmente dentro de la estructura natural del paisaje y formando un ambiente completo destinado a ser disfrutado por el hombre.

Las sensaciones se producen en todos los puntos de su alrededor, en el suelo que pisa, en el cielo, en los árboles y en la tierra que se habita. Todos los elementos se han utilizado con auténtico arte, creando una escenografía humana llena de vida.

Características fundamentales de esta tipología

Tras realizar este análisis visual de la morfología, imagen y composición, y evaluar los recursos que nos proporciona este hábitat, haremos un estudio de los elementos que podrían ser extrapolados a otros asentamientos y de esta manera generar espacios de reunión y contacto social íntimamente ligados a la tierra y el paisaje.

La característica fundamental es que la naturaleza, más que un asentamiento, es el componente principal de la escena, conformando la estructura visual de la misma. Por lo que este tipo de asentamientos se deben producir en paisajes naturales, conformando hendiduras en la tierra infligidas por el hombre y que esta ha asumido generando una nueva naturaleza y una nueva estética.

Aunque en este artículo no se ha profundizado en las características geológicas y climáticas de esta zona, estos factores son fundamentales para este tipo de asentamiento, por lo que se deben escoger situaciones favorables para ello. Además un factor fundamental es la orientación para que se produzca el máximo aprovechamiento de la luz natural, por lo que deben situarse en orientaciones sur y donde ningún elemento les genere sombra, por lo que se suelen encontrar en laderas y colocadas en terrazas de forma escalonada, para no interferir en las vistas, ni generar obstáculos a la luz.

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Imagen 10: Alzado donde se ve la organización de un conjunto de cuevas

Esta situación estratégica, hace que su organización sea lineal, es decir, se organizan siguiendo veredas que discurren por los bordes de la montaña, donde las circulaciones se transforma en espacios vivideros, generando en aquellos lugares donde la topografía lo permite una “placeta”, elemento urbano caracterizado por una trama de valores de distinto índole, como se ha podido apreciar en el ejemplo estudiado.

En el libro “la imagen de la ciudad” su autor Kevin Lynch, explica como una “imagen ambiental eficaz” tiene que dar sensación de seguridad emotiva a su habitante, orientándolo en el lugar, produciéndose una relación armoniosa entre sí y el mundo exterior, “la dulce sensación del hogar es más fuerte cuando el hogar no sólo es familiar sino también característico”. Esto explicaría la importancia de contar con elementos de referencia en el paisaje, como se produce en este caso con la existencia del monumento de la Alhambra, y como este se ve reforzado por el efecto del truncamiento anteriormente explicado, potenciando de esta manera la orientación respecto al mundo que nos rodea.

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Imagen 11: Vista desde el Sacromonte donde se aprecia el efecto de truncamiento.

Si nos fijamos en el entorno cercano, los caminos, la vegetación, la textura, los puntos focales próximos, son los que no proporcionan la identidad local y nos orientan dentro de este espacio vividero. Por lo que aunque la vegetación y la textura nos la proporciona el lugar, se deben de generar una serie de puntos focales que nos identifiquen y organicen el espacio.

Otro factor a tener muy en cuenta, es la escala doméstica de estos lugares. Han sido concebidos para la familia o pequeños gremios que los habitan, confiriendo un carácter de hogar al espacio público, generando lo que Cullen llamaba “plaza privada abierta”, donde lo importante son las relaciones sociales que se producen en la misma.

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Imagen 12: Vista de maqueta de una de las placetas

Quizás es por este mismo motivo, por lo que este tipo de asentamiento se hace tan peculiar de cada lugar, ya que su “origen de ser” son las interacciones sociales que se producen en un determinado entorno.

Resultados

Como ya se ha expuesto anteriormente, lo que caracteriza a este lugar no son solo sus valores formales, paisajísticos y constructivos, se tratan de asentamientos muy condicionados por aspectos psicológicos, sociales y culturales, que infunden en ellos una serie de valores históricos y simbólicos que se han forjado en el lugar y que por ello, no pueden ser extrapolados. Con este estudio, se ha tratado de reconocer los elementos que si pueden ser aplicados en otras situaciones, generando una ciudad donde la escala está marcada por la vegetación y la tierra, donde su apariencia sea un paisaje natural y no un paisaje construido, una tipología de asentamiento que se empape de los estímulos de su entorno, de sus rasgos culturales y sociales, surgiendo así poblaciones con una gran identidad a la vez que muy respetuosas con el medio ambiente y el paisaje, pudiéndose convertir en el comienzo de una nueva tipología en intervenciones arquitectónicas a realizar en paisajes muy sensibles que requieran de cierta protección.


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